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Con estas páginas quiero presentaros mi ciudad, la Sevilla milenaria, la Tartésica, la romana, la islámica y cristiana, tal como yo la veo, ayudado por mi cámara de fotos que durante años me acompaña. Observad la información que os dejo para el mejor disfrute de sus calles, rincones, etc. La he dividido en varias secciones: patrimonio histórico y artístico, la ciudad que nadie ve, gastronomía y diversión.
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Un saludo. Manuel C. Viñuelas

Convento de Santa María del Socorro 1600 - 1632

El convento sigue la implantación entre medianeras y con fachadas a dos calles, más o menos paralelas, que resulta muy frecuente en la trama urbana sevillana. Se encuentra en una zona particularmente densa en este tipo de edificaciones, próximos se encuentran los conventos del Espíritu Santo, Santa Inés, Santa Paula y Santa Isabel.

En este convento se diferencian claramente dos sectores, uno ligado a la construcción histórica del establecimiento y otro de reciente edificación.

El área más antigua de las estructuras conventuales comprende la iglesia y el claustro, del que permanecen en pie dos de las cuatro crujías que lo rodeaban, y la moderna que comprende tres edificios, uno con fachada a la calle Bustos Tavera y dos edificaciones interiores a la cerca del convento que se conectan con las estructuras preexistentes.

El templo es obra de la segunda mitad del siglo XVI pero sufrió frecuentes alteraciones en los siglos XVIII y XIX. Sigue el tipo de nave única con cabecera plana, remedando una poligonal, y coros altos y bajos a los pies. La cabecera se cubre con una tardía bóveda ojival nervada y la nave con artesanado mudéjar. Un aspecto peculiar de la iglesia es que se decoró profusamente con azulejos en tonalidades blanca y azules, que representan temáticas de los cuadros confiscados durante la desamortización.

El claustro principal se puede fechar en el primer tercio del siglo XVII. Es un espacio circundado por cuatro espléndidas galerías, formalizadas con arcos que apoyan sobre columnas de mármol y que son de medio punto abajo y carpaneles muy rebajados decorados con puntas de diamantes en las enjutas en el nivel de arriba.

Al mismo abren dependencias como los antiguos refectorio, cocina, sala capitular y escalera principal y junto a él se halla el cementerio, hermoso pabellón de arquitectura individualizada, con capilla previa separada de la zona de enterramientos mediante una cancela.

El resto del convento pertenece a la historia más reciente, en la que las religiosas decidieron construir uno nuevo, junto al anterior, completándolo con las dependencias de una residencia universitaria regentada por ellas.

Las obras comprendieron la construcción de un cuerpo edificatorio con fachada a la calle Bustos Tavera, donde se alojó en planta baja los espacios de conexión de la clausura con el exterior, y en las restantes plantas la residencia universitaria, y otros dos cuerpos, que quedan en el interior del convento, y que alojarían las dependencias conventuales.

El edificio mayor se une con el de afuera mediante un pasaje curvo, sostenido por soportes conocidos entre las religiosas como “los zancos”, que dejan diáfana la planta baja. El ala de conexión sirve de divisoria entre los dos grandes espacios libres, fruto de las demoliciones, que han quedado destinados a huertos. Adosado al muro interior de la iglesia y el coro, se sitúa el tercer grupo de edificaciones modernas.

Actualmente el convento presenta dos tipos de fachada a la calle, una tremendamente opaca, a la calle Socorro, que corresponde a las primitivas estructuras conventuales, y otra a la calle Bustos Tavera, que se corresponde con las edificaciones del nuevo convento, y que proyecta una imagen de arquitectura convencional, propia del casco histórico de Sevilla en el tiempo del P.R.I.C.A., y que nada tiene que ver con la imagen interior de la nueva arquitectura, de formas plenamente modernas.

El monasterio de concepcionistas franciscanas de Santa María del Socorro se funda en 1522 en casas cercanas a la iglesia de San Marcos. La fundadora, doña Juana de Ayala, fijó un máximo de veinte monjas de procedencia noble, flexibilizándose estas condiciones con el tiempo. La historia del convento es bastante compleja. Determinados avatares modificaron su configuración.

La historia más reciente del convento está ligada a los problemas de conservación del mismo, que llevaron finalmente, a finales de los sesenta, a demoler una parte de la clausura y que, incluso, estuvieron a punto de segregar una parte de su suelo para destinarlo a una operación inmobiliaria con cuyos beneficios se pretendía sufragar las obras de restauración del resto.

Tras la demolición, lo que quedaba en pie fue restaurado por el arquitecto José Galnares Sagastizábal, pero la situación del inmueble hacía difícil el curso de la vida conventual por lo que las religiosas decidieron construir un nuevo convento, en el que introdujeron un nuevo uso, el de residencia universitaria.

Este proyecto corresponde a los arquitectos Ricardo Espiau Suárez de Viesca y Manuel Tarascó Rastrojo y lleva fecha de 1970.

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